viernes, 18 de mayo de 2018

EL POETA Y LA INDIFERENCIA

Es lo que más se escucha, 
lo que resalta más en el oído:
Los ruidos y las voces del ambiente
distante, indiferente, distraído,
mientras habla un poeta -habla el poeta -.

Fiel a su condición, el poeta habla.
Alza una voz que expresa, canta, grita 
su inmemorial anhelo de justicia.
Las gentes, afanándose en lo suyo,
pasan de largo, huyen, 
se aturden, se disipan...
Así viene pasando desde siempre. 

Ocurre, sin embargo,
que a pesar de esa escena repetida
a través de las eras y los siglos,
acontece un milagro alguna vez:
esa palabra lacerante y honda
por una vez no cae en el vacío.
Alguien recoge... algo.

Y ese algo, intangible,
inadvertido hálito inefable, 
sopla y empuja el mundo...

¡Eppur si muove!

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Este poema es segunda versión, llevada a un ámbito más universal, del que surgió como comentario a la grabación de un vídeo:



EL POETA Y LA INDIFERENCIA


[Un vídeo muestra cómo mi amigo el poeta Miguel Ángel Vázquez recita su hermoso poema, “Poética del fracaso” en un acto de fiesta reivindicativa en favor de los refugiados no acogidos. Se escuchan conversaciones y ruidos de fondo totalmente ajenos y desatentos a lo que se proclama en el escenario. Da la impresión de que gran parte de los asistentes hacen caso omiso del asunto que da sentido al acontecimiento, si bien, según noticia que me llegó más tarde, esa impresión era debida simplemente al hecho de que la grabación estaba hecha desde una zona de esparcimiento separada del público, y que éste había escuchado  el poema con gran respeto y sintonía].

La grabación recoge la realidad obscena:

Los ruidos y las voces del ambiente
distante, indiferente, distraído, 
mientras habla un poeta -habla el poeta -.

Fiel a su condición, el poeta habla.
Alza una voz que expresa, canta, grita 
su inmemorial anhelo de justicia.
Las gentes, afanándose en lo suyo,
pasan de largo, huyen, 
se aturden, se disipan...
Así viene pasando desde siempre. 

... Y sin embargo ocurre
que a pesar de la escena repetida
a través de las eras y los siglos,
el milagro consiste justamente 
en que esa palabra del poeta 
no cae en el vacío. 
Alguien recoge algo, y ese algo,
inadvertido hálito inefable, 
sopla y empuja el mundo. 
!Eppur si muove!

INTOLERANCIA Y HUMANISMO

Si entre nosotros,  "los de aquí", españoles y europeos, asumimos que algún miembro de nuestro mismo colectivo puede cometer un crimen sin que a nosotros nos manche su mala fama, porque obviamente el criminal ha sido él y no el resto de nosotros, si estamos convencidos de que no nos convertimos con él en  terroristas ni delincuentes, ¿por qué en los casos de acciones de terrorismo islámico hemos de generalizar y acusar de ello a todo el colectivo musulmán que vive en nuestro territorio?

Occidente es lo que es por haber asumido, aunque a trancas y barrancas y aún después de mucha sangre y lágrimas, una cultura humanista que termina concretándose en la Declaración de los Derechos Humanos. A pesar de los muchos y espantosos borrones que ha echado sobre el papel de la Historia, la civilización occidental ha conseguido, siquiera teóricamente, ese logro, deudor al mismo tiempo de la cultura grecolatina y el humanismo cristiano. Quizá es el único logro del que pueda enorgullecerse, por encima de su superioridad científica, técnica o económica, que al fin y al cabo sólo se han utilizado como instrumentos de expolio y dominación.

Si de lo que tenemos miedo es de que el que viene de fuera nos colonice culturalmente, defendamos nuestros mejores valores, nuestra más genuina aportación a la historia humana y a la auténtica civilización global. Defendamos nuestra esencia cultural siendo coherentes con ella. Antes que españoles, blancos, cristianos, europeos ... antes que todo, seamos HUMANOS, y como consecuencias, HUMANISTAS.

Si en el seno de nuestra sociedad no respetamos la diferencia cultural, la convivencia y el diálogo entre iguales, la idea primordial de que "el otro", el diferente (por nacionalidad, raza, cultura, religión, posición económica, orientación sexual, o circunstancia cualquiera) es, ante todo UN SER HUMANO CON EL MISMO VALOR, LA MISMA DIGNIDAD, LA MISMA IMPORTANCIA, y por tanto,  El MISMO DERECHO A SER TRATADO COMO PERSONA, es decir, MIEMBRO DE PLENO DERECHO DE LA SOCIEDAD, si no actuamos conforme a este principio, estamos renunciando a lo que más y mejor nos define, lo que le da valor al hecho de que, además, nos haya tocado en suerte figurar en un registro civil con una serie de características y una nacionalidad y cultura que perfectamente podrían haber sido otras, sin que nos quepa en ello culpa ni mérito alguno.

Con manifestaciones de odio e ignorancia cerril, flaco favor nos hacemos a nosotros mismos en cuanto sociedad.