¡Ánimo, peregrino
que comienzas la marcha!
¡Verás cuántas
sonrisas el camino guardaba!
Mas sabrosa es la
meta cuanto más peleada,
más dulce la
victoria si se ha vendido cara.
En la mente, el
destino de los pasos.
En las piernas, las
fuerzas que Dios manda.
En el corazón, gozo.
En el alma esperanza.
La ilusión hincha
velas con su empuje;
la decisión es nave
capitana,
y el esfuerzo
obedece... con esfuerzo.
- El esfuerzo es el
precio que se paga
por coronar lo alto
de la cima;
pero el precio es
ganancia
cuando al perseverar
en el empeño
se consigue
alcanzarla - .
Compartir con los otros los sudores,
los apuros, las
risas o las lágrimas ...
Todo se vierte luego
en alegría,
en
convivencia grata.
Alrededor se afirma
la hermosura
que en colores y
formas Dios derrama.
Canta la luz y
cantan los aromas,
todas las cosas
cantan.
Incluso por los
trechos más costosos
canta el camino su
canción sagrada:
La canción que
acompaña la aventura
de la lucha más
noble y más humana,
la de buscar,
poniéndose en camino,
la realidad más
alta,
aún a través de la
materia dura
que a la vez la
revela y la enmascara.
No van solos tus
pasos, peregrino.
Desde el comienzo
mismo de tu marcha,
junto a tí
caminante, el Amor mismo
te guía y te
acompaña.
Está dispuesto hasta
a llevarte en brazos
si llegara a hacer
falta.
Y al final,
peregrino, bien lo sabes,
al final de la
última jornada,
el Amor mismo espera
para darte
todo su mismo amor a
tu llegada.
( ... Dulce meta,
más dulce
cuanto más peleada…)
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