Es lo que más se escucha,
lo que resalta más en el oído:
Los ruidos y las voces del ambiente
distante, indiferente, distraído,
mientras habla un poeta -habla el poeta -.
Fiel a su condición, el poeta habla.
Alza una voz que expresa, canta, grita
su inmemorial anhelo de justicia.
Las gentes, afanándose en lo suyo,
pasan de largo, huyen,
se aturden, se disipan...
Así viene pasando desde siempre.
Ocurre, sin embargo,
que a pesar de esa escena repetida
a través de las eras y los siglos,
acontece un milagro alguna vez:
esa palabra lacerante y honda
por una vez no cae en el vacío.
Alguien recoge... algo.
Y ese algo, intangible,
inadvertido hálito inefable,
sopla y empuja el mundo...
¡Eppur si muove!
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