viernes, 21 de marzo de 2025

Cosmo-Unión

(Poema - 1968)


La Verdad es sencilla 

y habla con el silencio,

canta su canto mudo,

muestra su libro abierto

sin que apenas se note

la amplitud de su vuelo.


Y así, en un mediodía

dulce, agradable, quieto,

sin respetar la calma

de mi paso sereno,

la Vida, de repente,

irrumpe en mi paseo.


De pronto lo escondido

me muestra su secreto,

me hace el don imposible

de entender, no entendiendo…

y todo sin asomo

de artificio ni enredo.


La Verdad es sencilla 

y habla con el silencio.

La Verdad llena el alma

de amor y de consuelo.


La Verdad es la Vida 

que palpita en el suelo, 

son las hojas caídas, 

los pequeños insectos, 

las rugosas cortezas  

de los árboles rectos…


Esta brisa que mece

las hierbas en el suelo,

leve y grata caricia,

aliento dulce y fresco,

suave abrazo envolvente

que rodea mi cuerpo…


Este rayo de sol

que atraviesa el silencio

hendiendo la penumbra

con un brillo de acero,

la mariposa blanca 

que con rápido vuelo

atraviesa ese rayo

y esplende sin saberlo,

volviéndome a aquel prístino 

asombro dulce y nuevo

que echó a andar la esperanza

la búsqueda, el esfuerzo…


La Verdad es sencilla 

 y habla con el silencio:


Todos los seres viven 

en mí, yo vivo en ellos, 

somos la misma Vida 

en formatos diversos.


De pronto, en mí se abrazan 

corazón y criterio, 

todo está en orden, todo 

exulta en gozo quieto, 

en paz profunda todo, 

cumplido todo anhelo.


Toda una eternidad 

en un fugaz momento 

que se queda conmigo.

Algo más que un recuerdo.


La Vida, con mayúscula 

palpita en el Misterio,

me habita y me traspasa, 

está en mí y está en Ello.


La Verdad trae al alma 

el eco de lo eterno, 

la hace bailar al son 

de todo el Universo

vibrando intensamente, 

en quietud, desde dentro…


La Verdad es sencilla 

y habla con el silencio…


La Vida me hace el don 

de entender, no entendiendo…


La Verdad llena el alma 

de Amor y de consuelo.

……………



[Remembranza de una experiencia intensísima, decisiva para mi vida interior en lo sucesivo, una vivencia que tuvo lugar el 15 de agosto de 1968, a mis 17 años, en el lugar de Segovia llamado “La Boca del Asno”, entre pinos, helechos, hierbas, hormiguitas, rumor de brisa, rayos de sol filtrados entre ramas del bosque… Todo ello acompañado de una inefable felicidad que me traspasó vívidamente, haciéndome sentir una y armónica con todo lo que existe, y que a pesar de su fugacidad, dejó en mi historia personal una imborrable huella.

Para mí fue experiencia de Dios, el Dios originario y creador de todo. Nunca más tuve duda de su existencia, aunque dudase de todo lo demás.]

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