sábado, 30 de abril de 2011

El tiempo vivido: ayer, hoy, ¿mañana?

Ya hace muchos años que fui joven por primera vez, pero he tenido en la vida muchas ocasiones de rejuvenecer, aunque no necesariamente regresando a estadios anteriores. Y estas ocasiones han sido en su inmensa mayoría encuentros personales, hallazgos de verdaderos tesoros en forma de experiencias, que me han enriquecido y ayudado a crecer como persona. He recibido el enorme y continuo regalo del amor, y en paralelo, la exigente y costosa tarea del amor, a la vez libre y necesario. Gracias a Dios mi vida ha estado casi siempre llena de personas, y cuando han parecido faltarme, y me he sentido sola o triste, ha sido siempre por mi ceguera para percibir en esos momentos cuán generosa estaba siendo conmigo la vida.

Hoy tengo preocupaciones, y afortunadamente, porque ello significa que gozo de las personas, próximas y lejanas, que me preocupan porque me importan.

Camino, como todos, entre temores y esperanzas, pero ante todo, confío. 
Aún cuento con la oportunidad de decidir ser mejor a partir de este preciso instante. La vida cotidiana es todavía un excitante y saludable reto.

Agradezco y bendigo la vida. Y estoy dispuesta a esforzarme para ser digna de ella.