lunes, 14 de noviembre de 2011

Para cambiar el mundo con urgencia y sin prisas

Para que el mundo cambie y algún día se muestre
más humano y más bueno,
hay que moverse ahora, ahora mismo, ahora mismo
sin perder un momento.

Hay que ponerse en marcha
con la urgencia del Hombre,
urgencia de la vida de mil hermanos nuestros.
Mil hermanos que sólo se alimentan
de dolor y de miedo, 
de angustia y desamparo,
y de desesperanza, y desconcierto...

¿Digo mil? ¡mil millones!
Mil millones de seres ignorantes, hambrientos,
que damos por sentado
que no tienen remedio.

Morir de hambre es descanso. Casi es peor vivir 
sólo sobreviviendo,
sólo sobrellevando a la deriva
una carga humillada de injusticia y desprecio.

Hay que moverse ¡ahora! Ahora es el momento
de comenzar la empresa
que puede ennoblecernos.
Hay que ponerse en marcha por un mundo más justo,
con la urgencia del sueño anhelado y despierto.
En medio del desorden hay que abrir sin demora
una brecha, un sendero
responsable y difícil,
trabajoso e incierto...

Por un mundo más justo
motivador del más puro deseo,
hay que emprender, cuanto antes, un camino 
que ha de ser largo y lento,
duro a veces, y a veces escarpado, 
dulce y áspero a un tiempo.

No iremos engañados, es camino difícil,
eso ya lo sabemos.
Pero es que urge empezar, urge ponerse
ya mismo, a recorrerlo.

Mas con todo, ha de ser nuestro coraje
capaz de mantener el ánimo sereno,
sin prisas y sin rabia, resistiendo, insistiendo
en un amor paciente
de renovado esfuerzo,
permanente constancia laboriosa
por un mundo más justo y verdadero.

Determinado está lo que buscamos
porque sabemos bien lo que queremos.
Salgamos del letargo, cobremos confianza 
y lo conseguiremos.

La esperanza es firmeza por un mundo más justo.
Deseémoslo mucho. Caminemos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario